El árbol de Navidad moribundo - la historia se repite
Ya se ha hecho costumbre, al finalizar las festividades de diciembre, ver arbolitos de Navidad tirados en diferentes lugares. Que pena que la historia se repita. Los dejamos con esta crónica de nuestro colaborador Jorge Romero.
Hace unos días, camino de esta Casa Radial, me encontré con dos moribundos tirados en la estación de bencina que queda frente a nosotros, aquí en Maridalsveien número 3. Se trataba de dos "arbolitos de Pascua" inservibles ya a la sensibilidad humana, después de haber cumplido en forma admirable con su importante rol navideño.
Decía uno de ellos: -Sí, a mí también me trajeron de Dinamarca en el techo de un auto. Me habían elegido por ser hermoso, de porte distinguido y medidas apropiadas al interior de una casa. Hacía frío, pero como estamos acostumbrados a ello, me molestaba el envoltorio de plástico que apretujaba mis brazos-. –Liberado ya de amarras fui instalado en un lugar de privilegio y adornado con guirnaldas y luces de colores, globos, figuritas hermosas de todo tipo y una estrella luminosa arriba en la cúspide que me hacía sentir como un príncipe-.
-Todo era felicidad, alegría, risas y juegos en torno a mí. Mientras los niños colgaban con sumo cuidado los adornos, los mayores ubicaban los regalos bajo mi alero y un pequeño pesebre albergaba al Niño Dios rodeado de animales. Los tres Reyes Magos, Gaspar, Melchor y Baltazar ponían también allí los presentes de oro, incienso y mirra traídos del oriente, guiados por la estrella que adornaba mi cabeza-.
-Pasaron los días, desaparecieron los regalos y poco a poco fueron abandonando el lugar sagrado los Reyes Magos y los animales que acompañaban el nacimiento. Se apagaron las luces intermitentes y no hubo más algarabía infantil. Se pusieron graves los rostros de los adultos, me arrancaron a tirones del pedestal en que estaba y sin miramientos me arrastraron a la calle y me dejaron tirado en este lugar-. –Ahora siento frío, pero es el frío de la muerte cercana. Fue muy grande mi felicidad y pensé que duraría eternamente. No sabía que la bondad, la delicadeza y el amor con que me trataron se trocaría en desprecio cuando el tiempo de esa Feliz Navidad hubiera terminado-.
-Y el próximo año (dijo finalmente aquel infeliz arbolito) serán otros seres como yo los que sufrirán este escarnio, después de haber sido coronados con la estrella de Belén-.
Jorge Romero, periodista de Radio Latin-Amerika
Al respecto, este comentario de Yarire Romero.
Me es muy extraño que se permita cortar árboles, independiente del motivo o excusa que se use
y más terrible aún que después se tire a la calle. Acciones como esa hablan muy mal de la calidad humana y del poco respeto que hay por el medio ambiente, realmente es una pena que el hombre no valore el gran regalo que nos hace la naturaleza cada día y en especial los árboles.
Creo importante señalar que hay personas que no saben que tres árboles producen el oxígeno que una persona respira durante un año y hay que ser parte de el grupo que ama y respeta la naturaleza.
Espero pronto existan leyes que multen el corte de los árboles y haya más especies protegidas en este caso el pino necesita protección y esta tarea que es de todos cuente también con el apoyo de las autoridades, para que la próxima navidad sólo haya árboles felices.