Crónica de Jorge Romero: PEQUEÑOS AVATARES HACEN LA DIFERENCIA
Hace más de treinta años que vivo en Noruega y me defiendo bien con el idioma, aunque no podría escribir directamente y con soltura en la lengua de Ibsen, esto mismo que les voy a contar a continuación. Creo que no encontraría el modo de decir exactamente lo que pienso ni usar en un texto esa enjundia chilensis que le ponemos a cualquier pequeñez. Aunque no sirva como disculpa, dejo sentado que vine ya adulto a este país y no he tenido más escuela que la comunicación diaria con sus naturales que no son precisamente accequibles con facilidad. No sirve como excusa pero me alivia.