El reencuentro de dos hermanos colombianos

Escrito por Irene Andrade Salgado / NRK
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Este es la historia de Juan y Jhonatan, dos hermanos quienes fueron separados a temprana edad en Colombia, y se reencontraron 32 años más tarde en la ciudad noruega de Bergen. Un caso que plantea diversas interrogantes sobre las problemáticas sociales que afectan a los países latinoamericanos: el secuestro, la estabilidad de las familias y sobre cómo viven los cientos de niños y niñas que son adoptados diariamente en nuestros países.

Donde todo empieza, Colombia - 1988

Juan tenía cinco años cuando se encontraba en su casa en Colombia, en el distrito Minuto de Dios, sin imaginarse que esa sería la última vez que vería a su medio hermano. Vio desde la ventana del segundo piso a un hombre acercarse a Jhonatan, quien en ese entonces tenía apenas tres años; conversaron unos minutos y posteriormente se fueron juntos.

Juan no reaccionó en ese instante, no comprendía lo que ocurría; y como asegura en una entrevista realizada a la televisora noruega NRK, “era solamente un niño y me daba vergüenza bajar porque me encontraba en calzoncillos”.

Su siguiente recuerdo es el de su madre Ana preguntado y gritando por su hermano. Al no encontrarlo salió a buscarlo en el barrio junto a todos los vecinos. Jhonatan nunca apareció y nadie entendía qué había ocurrido.

Ese momento de desesperación quedará para siempre grabado en la mente de Juan, quien ha vivido por largos años con un gran remordimiento por no haber actuado en el momento que vio al hombre acercarse. Sin embargo, este sentimiento también lo motivó a hacerse una promesa a sí mismo y a su madre, que encontraría a su hermano y que haría todo lo que fuera posible para reunir a la familia nuevamente.

Este suceso generó muchas preguntas, ¿quién era el hombre que se llevó a Jhonatan?, ¿por qué lo había secuestrado?, ¿y qué había pasado con el pequeño?

Dudas que no fueron resultadas hasta 1995, 7 años después de la desaparición de Jhonatan; cuando un hombre apareció frente a la casa de la familia. Juan abrió la puerta y mientras lo observaba, se dio cuenta de que era el mismo individuo que vio aquel día llevarse a su hermano.

La familia vive en Bogotá, en la zona de Minuto de Dios ubicada al norte del centro de la capital colombiana que cuenta con más de siete millones de habitantes. Foto: Pixabay.

 

El hombre pidió hablar con Ana, tenía algo muy importante que contarle. Por primera vez recibirían una explicación de lo ocurrido con el pequeño.

Declaró que el papá de Jhonatan, padrastro de Juan, lo había contratado para que lo secuestrara cuando descubrió que no era el padre biológico del niño, lo cual lo había enfurecido. Él nunca había estado presente en la vida de los niños, ya que solo lo veían ocasionalmente y ahora ya había fallecido. No obstante, con esta acción causó un daño irreparable a la familia y a Juan.

Mientras se encontraba en la cocina de la casa donde ocurrió el secuestro, el hombre continuó explicando que tenían papeles falsos para que Jhonatan pudiera pasar desapercibido y que no fuese descubierto. Lo habían llevado a un hogar de niños en donde fue adoptado por una familia en los Estados Unidos.

Se disculpó por sus acciones y pidió a la familia que dejara de preocuparse por el pequeño, ya que seguramente se encontraba bien y que era inútil buscarlo. Afirmó que llevaba años cargando un terrible sentimiento de culpabilidad, por lo que sabía que debía confesar lo ocurrido a la familia. A pesar de ello, nunca se sabrá con certeza qué llevó a los dos hombres a secuestrar a Jonathan, ni por qué decidieron separarlo de su familia.

Con esta nueva información, Juan recobró las esperanzas y tenía nuevas pistas con las que continuar su búsqueda. Ni las palabras del hombre, ni del resto de personas quienes afirmaban que encontrar a su hermano era una tarea imposible, lo desmotivaron.

¿Qué ocurrió con Jhonatan?

El pequeño fue adoptado por una familia noruega y ahora su nombre era John Erik Aarsheim. Creció en la preciosa ciudad de Bergen en un hogar muy cariñoso. Le gusta el balonmano y creció rodeado de amigos. Estudió leyes y se ha convertido en un reconocido y exitoso abogado.

La ciudad de Bergen donde creció Jhonatan con el nombre de John Erik Aarsheim. Foto: Pixabay.

 

Tuvo una fantástica infancia y una buena vida junto a su nueva familia, en un país que le ofreció muchas oportunidades. Pero John Erik sabía que era diferente y que fue adoptado de Colombia, lo cual le generó muchas inseguridades a lo largo de los años. No recuerda nada de su lengua materna, no obstante, siempre fantaseaba con su primera patria.

Al cumplir los 30 años decidió viajar a Colombia con el fin de encontrar alguna respuesta. Visitó el hogar de niños de donde fue adoptado y entregó una muestra de ADN a una compañía que realiza estudios genealógicos.

¿Qué ocurrió con Juan?

Juan ha crecido en búsqueda de respuestas y anhelando que Jhonatan se encuentre bien.

Se fue a vivir a los Estados Unidos tras la pista de su hermano y vivió allí por 14 años, sin muchos avances en la investigación. Ahora tiene 36 años y una familia propia. Es fotógrafo, zapatero, y ha realizado algunos trabajos de actuación en películas; incluso grabó su propia serie de humor.

Juan es religioso y no ha perdido la fe en que algún día se reencontrará con su hermano. En respuesta a las oraciones de toda la familia, recibe un correo de un hombre de Noruega, quien le explica que registró su información en myheritage.com, y la empresa le indicaba que compartía lazos sanguíneos con Juan, por lo que él podía ser su medio hermano, sobrino o tío.

¡Juan no lo puede creer! ¿Este hombre era Jhonathn? ¿Había estado todo este tiempo en Noruega? Lo único que sabía es que lo habían llevado a Estados Unidos y que ahora debería tener 34 años; pero ¿cómo podía comprobarlo? El hombre le envió una fotografía de cuando llegó a Noruega con tres años, confirmando que él, sí era su hermano. John Erik era Jhonatan.

Juntos en la infancia: La foto muestra a los hermanos John Erik y Juan juntos en Colombia cuando eran pequeños, antes del secuestro: Foto Privada.

 

Llegó el día

Es enero del 2020 y llegó el momento del reencuentro. Qué decirse, qué hacer cuando se vean cara a cara nuevamente después de 32 años y de haber tenido vidas totalmente distintas. Los dos se sienten nerviosos, pero también les desborda una gran emoción. La noche anterior no logran descansar nada, muchas ideas surcan sus mentes.

Juan viajó a Bergen y quedaron en encontrarse en un restaurante en la zona antigua de la ciudad, había pasado un mes desde que Jhon le había enviado ese primer correo. La puerta se abrió y lo primero que les nació fue darse ese anhelado abrazo. El reencuentro fue muy emotivo, muchos sentimientos encontrados, pero para Juan un pensamiento resaltaba entre todos, la búsqueda había finalizado.

Pasaron varios días en Bergen conociéndose, conversando sobre tantos años perdidos, descubriendo las cosas que tienen en común y compartiendo antiguas fotografias. John Erik le enseñó algunos recuerdos de su infancia, y sabe que pase lo que pase, sus padres son la pareja noruega que le crio. Sin embargo, es importante para él saber de dónde proviene, ahora tiene la oportunidad de conocerse más y aprender sobre sus raíces.

Era un invierno frío en Bergen, pero el calor de ese reencuentro le devolvió a Juan todas las esperanzas e ilusiones. Ahora llegó el momento de otro gran paso para John Erik, viajar a Colombia a conocer a su madre biológica.

Reencuentro en Colombia

El barrio se prepara para una gran fiesta, Jhonatan vuelve a casa. Las calles decoradas con globos y música anuncian el retorno del niño perdido. La emoción es palpable en el aire.

Llegan los dos hermanos compartiendo gestos de cariño entre ellos, John Erik se apresura a abrazar a su madre, mientras Juan festeja este maravilloso día en el cual cumple la promesa que le había hecho a Ana tantos años atrás, traer de regreso a su hermano.

Pero esta historia nos deja algunas interrogantes ¿John ha tenido una mejor vida que la que pudo tener en Colombia? ¿O hubiese estado mejor con su familia biológica? Ahora es un abogado exitoso, pero quien sabe que le hubiera deparado el destino si hubiera crecido en su ciudad natal. Nadie sabrá la respuesta, no obstante, al ser religiosos, aceptan la voluntad de Dios y se alegran que haya tenido una familia que cuidó de él.

Después de esta emotiva reunión familiar, John Erik debe tomar un tiempo para sí mismo y meditar sobre todos los últimos acontecimientos; por lo que decide viajar por Colombia y descubrir su país. Regresará periódicamente a visitar a su hermano y madre, y espera aprender español.

John Erik ahora tiene dos casas y una nueva familia, su primera familia de la cual no tenía recuerdos.

32 años después del secuestro, el 8 de enero de 2020 Jhonatan vuelve a casa para reencontrarse con su familia. Foto: video NRK.

 

Realidades Latinoamericanas

En los países de América Latina se presentan diversas violaciones a los derechos de las personas y principalmente a un grupo más vulnerable que son los niños y niñas. Esta historia real evidencia esta situación, en la cual no existe un control de los infantes que son puestos en adopción o que llegan a las casas hogares, ni sobre los procesos que se realizan.

Adicionalmente demuestra la debilidad del sistema latinoamericano de seguridad, la violencia y corrupción que existe, así como la fragilidad de las familias.

¿Conoces más casos como este? Cuéntanos la historia.

La noticia original pertenece a NRK. Puedes leer la nota completa y ver los videos del reencuentro de los dos hermanos aquí.